lunes, 3 de marzo de 2014
Piense que la desean descalza
|
lunes, 16 de diciembre de 2013
lunes, 23 de junio de 2008
La ventana
-Edith! Hey…despierta…! Edith…asómate a la ventana! Hay un gato rosa. Si! es rosa, pero esta triste y golpeado..! quizá con tu voz puedas atraerlo…te escuchó, ahí viene…Eso es gatito, entra.
- Edith! Nuevamente sobre el tejado! Mira, allí! Esta vez es un hombre, llora desconsolado… cree que ha muerto! No se da cuenta que solo le sangra el corazón…Apúrate, que el pobre hombre se está borrando. Usa tu voz Edith! Cántale Milord! Esa misma…mmm…no escucha al parecer…que hacemos? Prueba con La Foulé…esa siempre conmueve…eso es! Más fuerte! Mira la hemorragia cede, esta dejando de sangrar! Hey buen hombre! por aquí, si aquí! entre por esta ventana, denos su mano, llore sin pena, desahóguese, eso es, pase. En el tocador hay banditas para que se cubra la herida. Sí, ya se, las de ese tipo tardan en sanar, pero los primeros auxilios fueron oportunos, la vida sigue, si, Ud. no ha muerto, solo le han roto el corazón. Ella? Que quien es? No la conoce? jejeje, bueno, confórmese con saber que es una buena amiga con un don especial para curar los dolores y las heridas del corazón.
-Finalmente se fue, creo que conocerte le hizo bien. Pobre hombre! Eso siempre pasa con los poetas, cualquier cosa les conmueve hasta la medula, se toman muy a pecho los desaires y los desamores los destrozan, afortunadamente siempre salen de esas situaciones cosas maravillosas, aunque también me gusta lo que producen cuando aman. Duerme Edith…Descansa. Sueña… mañana nos espera otro día…yo estoy contigo y tu conmigo. Lo se, como a ti, también a mi las lagrimas se me han secado y el corazón se me hizo casi una pasa…pero descansa que yo también estoy cansada y tengo sueño. Quizá mañana encontremos por esa misma ventana una sonrisa que nos devuelva la ilusión…un viejo adagio dice que a quienes obran bien, les va bien. Confiemos en la sabiduría popular.
Un inquilino en mi casa
Estoy convencida de que hay un inquilino en mi casa. Un anónimo vecino que sin mi permiso vive en mi techo, a veces también en el cuarto de atrás, ese que no habita nadie pues la casa es demasiado grande para la cantidad de personas que en ella vivimos: a lo sumo dos, por lo general una: yo. Si, efectivamente, al comienzo solo hacia ruido en las mañanas, ahora no escatima momento para atormentarme. Lo escucho caminar por el tejado y a veces pienso que va a abrir un hueco en el techo y caerá de un solo golpe ante mi vista, pero eso nunca pasa. También lo escucho acomodar las cosas en el cuarto de atrás, y hasta he aprendido a diferenciar los días que amanece de buen humor de los que amanece deprimido. Los primeros, camina suavemente y pareciera expeler un halo de alegría, mueve suavemente las cosas y hasta deja escuchar sus risas sutiles, pero los otros! Ay de esos en que se para con el pie izquierdo, golpea el techo y las paredes al punto que parece que las fuera a romper…Aunque no nos conocemos, creo que somos amigos, una especie de relación simbiótica nos une: el tiene un refugio en mi casa y yo no le perturbo, pues me siento acompañada en medio de tanta soledad, siempre es bueno tener alguien que a uno le escuche aunque sea los pensamientos. Creo que el también ha aprendido a diferenciar mis estados de ánimo. Los días que amanezco hecha un charco regado por el suelo, creo que trata de guardar silencio para no molestarme, y permite que mis tribulaciones salgan a caminar sin vergüenza alguna, porque es que a uno le da pena a veces que lo vean llorando!. En cambio los buenos días algún ligero sonido sale de su habitación, o del techo, dependiendo si aun guarda la siesta, hace la cama, arregla sus cosas, o simplemente toma el sol sobre el tejado. Bueno todo eso yo lo intuyo, o lo imagino, pues como ya le dije, no nos conocemos, bueno al menos de vista, pero estoy segura que no debo estar muy lejos de la realidad, pues uno termina encariñándose con sus extravagancias y creo que el algo ha de valorar las mías, sino, pienso que ya hubiese buscado otra casa y otra persona con quien vivir. Sí, a veces me da curiosidad saber como es, si come, si duerme, o si lee mis libros en mi ausencia ya que a veces aparecen desordenados. En tal caso debe tener buen gusto para la música, pues se me han perdido algunos de mis discos favoritos, quizá el los tiene guardados y me los devolverá el día de mi partida, o de la suya, sea cual sea primero. A pesar de ello, nunca me he atrevido a hurgar mucho en su vida ni en sus cosas, no voy al cuarto de atrás desde hace mucho tiempo y me tranquiliza el que la muchacha que a veces me ayuda a limpiar me dice que todo esta en orden, además, nunca le he advertido a la chica que no lo conozco realmente, pues pensaría que solo una demente viviría tranquila y sin novedad con un completo extraño en su casa. Creo que si nos conocemos puede morir el encanto, quizá nos caigamos mal, o descubramos que nuestra convivencia armónica solo era posible en el desconocimiento, yo no podría soportar el hecho de descubrir que en vez de literatura, filosofía, historia y poesía se dedica a leer por ejemplo El Nacional, Horóscopos y libros de Autoayuda, o que en vez de mis discos favoritos extraviados tiene una colección de reggaetón y vallenato que escucha en mi reproductor cuando yo estoy fuera de casa. No podría tolerar el saber que tiene un afiche de Rosales, o Caldera, o CAP o peor aún Daddy Yankee! y que en vez de tomar el sol, en el tejado lo que hace es arrancarse con una pinza los pelos de la nariz! No… no podría, tendría que correrlo de mi casa y del techo. Y me quedaría nuevamente en la inmensa soledad de esta casa vieja, tan llena de quejidos como mi corazón de cicatrices, tan llena de filtraciones como los lagrimales de mis ojos cansados. Así que en resumidas cuentas, no me interesa conocerlo, ni que me conozca, quizá se asuste del diagnostico de mi psiquiatra, o le parezcan aberrantes mis pesadillas, si, mejor que se quede allí y joda de vez en cuando, pero me acompañe. Que siga pagando sus rabias con las paredes y el techo mientras no los rompa, y celebrando desde su rincón aparte los días de sol y compañía. Definitivamente, estoy convencida de que hay un inquilino en mi casa, que vive en mi techo y a veces en el cuarto de atrás.
Te veo...
Cachamay.Bolívar